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jueves, 30 de octubre de 2014

Recuperando el tiempo perdido

Esta última semana está siendo productiva para mí porque he podido llevar a cabo varias manualidades que tenía ganas de hacer desde hace tiempo. 
Había comprado hacía unas semanas pintura chalk paint, que tan de moda está, y tenía en mente unas cosillas que decorar con ella. He de decir que me ha gustado el resultado pero que la pintura en sí no me parece taaaaan la bomba como había leído por ahí, creo que con una pintura acrílica hubiera conseguido un resultado parecido, pero es que el color mint me tenía robado el corazón. A lo mejor también es cierto que necesito algún cursillo para aprender todas las virtudes de la chalk paint.

En primer lugar quería pintar una pequeña banqueta que mi marido, en sus años mozos de aprendiz, había construído. Una banqueta que estaba llena de chorretones de pintura y suciedad varia que hice desaparecer con un buen lijado. La idea del dibujo geométrico lo cogí de aquí y me puse manos a la obra.  La verdad que fue muy sencillo y el resultado muy satisfactorio. Ahora Pintxo ya llega al lavabo y puede lavarse las manos con comodidad sin tener que sujetarle yo a pulso.
El mismo día que me puse a trabajar con la banqueta me llegó un pedido en una caja de madera que pedía a gritos ser reconvertida en alguna otra cosa bonita y se me ocurrió pintarla con chalk paint y utilizarla como marco para fotos. Según la estaba pintando me apeteció decorar el marco con chorradas que tengo por casa y acabé haciendo una especie de diorama del estilo de los que vi en Tea on the moon que son una maravilla. El resultado fue éste y aunque me gusta más a mí que a Pintxo ya lo tenemos colgado en la pared de su habitación.


https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOojGSC_nZ4CRd-4464NBIlUJeIMRxLGESsy1yFE3KGLx-gmRzTiXFp3dl1NXi-TUtB3JDAURCGOX8oAaR-Ns4Pkdv3wZn7pgCqYv6VJS-1Z2l_ZoCvT1rVOS8qAWfsfx1TB9Fh84-vc0/s640/blogger-image--1747094083.jpg

miércoles, 15 de octubre de 2014

Remedios para la tos

Recuerdo que cuando era pequeña y llegaba el invierno nos cogíamos los catarros pertinentes que nos hacían moquear y toser sin parar. Cuando la tos nos daba mucho la lata mi madre nos daba jarabe que sabía a gominolas y a mí me encantaba. Mi hermano cogía muchos más catarros que yo y la tos le duraba mucho más y se atiborraba a jarabes que apenas le hacían efecto pero que a mí me daba envidia e incluso me tomaba algún que otro trago innecesario.

Años después, a mi hermano su dentadura le ha ido dando problemas y digamos que sus dientes no le han salido de muy buena calidad. Entonces mi madre empezó a sospechar que tal vez tantos jarabes de pequeño habrían podido dañarle la dentadura.

Ahora con Pintxo he podido comprobar que ya los médicos no recomiendan tomar estos jarabes que tan de moda estaban, por lo menos en los 80, y que ahora el remedio que te dan para la tos es ajo y agua, es decir, a joderse y a aguantarse.

El pobre Pintxo lleva por lo menos un mes con una tos que va variando en cuanto a sonido pero que no se va ni a tiros. Y claro, si ya no hay jarabes tenemos que ingeniárnoslas con los remedios caseros de toda la vida, el problema es que no nos sabemos muchos. Cada noche le damos un poquito de miel para suavizar la garganta y después le ponemos cebolla en la habitación. Al principio la cebolla parecía milagrosa, a pesar del tufo que le deja en la habitación, pero estas últimas noches ha vuelto la serenata y cuando le da el ataque me tiene en vilo porque parece que va a terminar vomitando.

En fin, que si alguien conoce un truco eficaz, baratito y legal que lo vaya rulando!


Ilustración de octubre sacada del libro "Von lustigen Wichten zwölf kleine Geschichten"


miércoles, 8 de octubre de 2014

El dilema del hijo único

Ahora que Pintxo ha cumplido dos años me empieza a rondar por la cabeza el dilema del hijo único. Ahora que algunas de las chicas que estuvieron embarazadas a la vez que yo vuelven a estarlo por segunda vez,  y alguna incluso ya ha parido, hace que me replantee la idea de no tener más hijos.

He contado ya alguna vez que ya estando embarazada tenía la sensación de que ese embarazo iba a ser el único que iba a vivir en mi vida y por eso lo disfruté tanto y tengo un recuerdo maravilloso de aquellos 9 meses.

Cuando salí del paritorio sentencié que no volverían a verme el pelo por allí nunca más y en la época de recién nacido de Pintxo no me cabía duda de que no volvería a pasar por todo eso otra vez.

Pero claro, todo eso pasa, el tiempo cura muy bien las heridas y hace que olvidemos muchos malos ratos y una, aunque 23 horas al día parezca un ogro desalmado, pues también tiene su corazoncito y al ver una embarazada se enternece y siente, aunque sea por una microcentésima de segundo, un poquito de envidia. Claro que este sentimiento se esfuma en cuanto me vienen a la cabeza todos los recuerdos de las noches en vela y el agotamiento extremo, pero aún así hace que me replantee el asunto.

Si no tengo más hijos Pintxo será hijo único, obvio. Pero también hay muchas probabilidades de que sea nieto único, ya que sus dos tíos no parece que vayan a procrear, y por tanto será también sobrino único. ¿No será demasiado único el pobre? Ya me estoy viendo en las cenas de Navidad a las diez en la cama, aunque esto realmente es un punto a favor.

Nuestra casa no se parecerá en nada a la de La tribu de los Brady y por muy divertido que parezca crecer y vivir en una casa así, yo no estoy capacitada para asumir semejante papel de madre.

Admiro profundamente a las mujeres que repiten maternidad, me parece una proeza, y no digamos a las madres de familias numerosas, a las que repiten una y otra vez. Pongamos como ejemplo a las blogeras La Madre Tigre con sus 5 fieras, la Mamá española en Alemania con 4 hijos o la americana Love Taza embarazada del tercero viviendo en la frenética Nueva York.

A menudo escucho que muchas mujeres se lanzan a por el segundo hijo bajo el pretexto de no dejar solo a primero, para que tenga compañía. Ésta puede que sea una buena razón, pero a mí no me es suficiente. Puede que parezca egoísta pero con esto de la maternidad he llegado a la conclusión de que lo realmente egoísta es decidir tener hijos, y me explico. Que se sepa aquí nadie pide nacer, es decir, nos traen al mundo y lo deciden por nosotros. Ahora bien, esa decisión, a priori egoísta, de una pareja que desea formar una familia tendrá que ser compensada con infinitas dosis de generosidad y sacrificio para satisfacer, en medida de lo posible, las exigencias de sus vástagos. Por tanto el toma y daca queda compensado.

A mí me da que lo que nos pasa es que nos da pena ver lo rápido que crecen nuestros pequeños y que entra la nostalgia al retirar esas ropitas que se van quedando pequeñas y que es entonces cuando una especie de enajenación mental transitoria hace que nos lancemos otra vez en busca de otro cachorro.

Yo de momento lo tengo claro, lo más conveniente y sensato para nosotros es quedarnos como estamos, espero que si alguna vez me atrapa la enajenación lo haga mientras la tía doña Regla está de visita. Por si acaso no voy a decir aquello de "de este agua no beberé".