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domingo, 28 de septiembre de 2014

Tercera semana en la escuela. ¿Se habrá acabado la adaptación?

Esta semana empezó francamente mal en la escuela. El lunes por la mañana el pasillo de los más pequeños era un auténtico pasillo del terror. No se oían más que gritos y llantos de niños que no querías separarse de sus familiares. El mío no era una excepción, por supuesto. Las madres, padres, tías y demás iban dejando a sus pequeños en clase mientras éstos no hacían otra cosa que amontonarse junto a la puerta entre gritos de desesperación.

Yo aguantaba el chaparrón con Pintxo en mis brazos intentado convencerle de que se lo iba a pasar pipa allí dentro (donde tantos niños lloraban), que iban a cantar, bailar y comer galleta, pero al acercarnos a la puerta se volvía a agarrar a mi cuello como un poseso.

Después de una hora en el pasillo solo quedábamos las dos últimas madres cobardes de siempre hasta que la profesora salió a llevárselos, primero al otro y después al mío. Fue como depilarse con cera, dolió el tirón pero fue mejor hacerlo rápido y sin tiempo para despedidas.

El martes fue con mi madre, yo tenía un compromiso, y le advertí del drama que allí iba a vivir, pero una vez más, como no es lo mismo contarlo que vivirlo, la pobre abuela salió traumatizada.

El miércoles llegábamos un poco tarde y ya no había casi nadie en el pasillo, y dentro de la clase también se notaba el ambiente más calmado, aún así Pintxo se quedó llorando. El jueves más de lo mismo, esta vez entré en clase para dejarlo, éramos los últimos y aunque  se quedó llorando le noté más tranquilo que en días anteriores. Este día al ir a recogerlo la profesora me dijo que había estado muy bien, muy tranquilo y que incluso había arañado a un compañero en el patio. ¡Vaya hombre! Una de cal y una de arena.

El viernes no le pude llevar porque fuimos al médico así que no sé como hubiera acabado la semana pero parece que ya va cogiendo confianza. Se supone que ya ha acabado el periodo de adaptación, así que espero que la dinámica de entrar en clase se agilice y que todos vayamos felices y comamos perdices.

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sábado, 20 de septiembre de 2014

Segunda semana en la escuela. De mal en peor...

La semana pasada os contaba como a Pintxo le había llegado la hora de empezar el cole y que en esta nueva hazaña yo le iba a acompañar hasta donde pudiera.


Esta semana le tocaba ir con su cuidadora y yo, inocente de mí, pensé que iba a ser mejor porque siempre había oído que cuando van con la madre lloran y dramatizan más. Pues bueno, a mi hijo le da igual con quien ir, el caso es que no le gusta su clase, no le gusta la profesora y al parecer no quiere conocer a sus compañeros, vamos que no quiere cruzar el umbral de la puerta por nada del mundo. Se agarra como una lapa a una roca, como un coala a un árbol y al intentar ponerle en el suelo levanta las piernas como si fuera el mismísimo infierno lo que tuviera debajo.

El jueves me habían pedido un cambio de turno en el trabajo así que, tenía la mañana libre y por tanto, le llevé yo a la escuela. Desde que se levantó parecía conforme con el plan, no mostró en ningún momento desacuerdo con el hecho de que fuéramos al cole, pero fue llegar a la puerta de clase y mi hijo se convirtió en ventosa y no podía separarlo de mí.

A través de la ventana de la puerta mirábamos a sus compañeros cómo se divertían dentro, y se pegaban también, todo hay que decirlo, pero parece que ha Pintxo no le atraía nada de lo que veía allí. Para él el mejor de los planes era irnos por donde habíamos venido.

Nos queda una semana más de adaptación y visto el éxito obtenido me da que la cuarta semana se va a tener que quedar así, a las bravas, en contra de su voluntad, a todo llorar...

Que la fuerza me acompañe...

jueves, 18 de septiembre de 2014

Días de viento sur


Finales de septiembre y el otoño es, sin duda, mi época favorita del año. El verano me gusta por sus días largos y su luz pero aquí, en el norte, el buen tiempo no está asegurado y a veces el verano resulta decepcionante. Es lo que me ha ocurrido este año, se me han pasado julio y agosto esperando esos días soleados y calurosos que hasta que ha llegado septiembre no han aparecido. Septiembre nunca decepciona por aquí... con sus playas medio vacías, despejadas de toldos y sombrillas, y la tranquilidad que se respira en general.

Siempre me han gustado los días de viento sur como los que nos acompañan estos últimos días con su ambiente seco y cálido que invitan a prolongar el rato de terraceo o a dar una última vuelta antes de ir a casa. De aquí y hasta final de año seguro que tenemos muchos días como estos para disfrutar, una pequeña prolongación de verano para aquellos que no lo hemos tenido...

La playa en un cálido atardecer



Gran tormenta de verano

domingo, 14 de septiembre de 2014

La primera semana en la escuela

El pasado lunes fue para Pintxo, como para muchos escolares,  el primer día de cole de su vida.

Este es su primer trabajo de la escuela, donde deduzco que tan solo el garabato naranja es obra suya, pero no importa, el orgullo es máximo igualmente

Mucho han cambiado las cosas desde que yo pasé por esa misma situación. Para empezar, Pintxo tiene un año menos de los que yo tenía cuando empecé. El comienzo va poquito a poco, 45 minutos cada día y lo mejor de todo (sobre todo para él) es que su madre está ahí para acompañarle en este "trance".

El comentario más oído en los pasillos por parte de los padres es que el periodo de adaptación es un rollo y que en nuestros tiempos nos dejaban allí desde el primer día y que no nos ha pasado nada. Vale, de acuerdo, no nos ha pasado nada, pero que quieres que te diga, yo me alegro de poder acompañar a mi pequeño en estos días y de poder conocer bien la clase, las profesoras y ver como se comporta y se desenvuelve mi hijo cuando yo no estoy delante.

Hemos pasado la semana 1, y nos quedan otras 2 por delante. De momento vamos como en la montaña rusa, un día bien otro regular. Y es que lo que le pasa a Pintxo es que a los 20 minutos de estar allí se aburre y ya quiere cambiar de sitio, sale de clase y se quiere ir a otra parte.

De momento mañana irá con su cuidadora y veremos si eso que dicen de que con la madre es cuando más les cuesta quedarse alli se cumple o no. Crucemos los dedos...