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martes, 8 de julio de 2014

A dieta

Las últimas cuatro semanas las he pasado a dieta. Todavía no me lo creo ni yo pero os juro que es verdad. Todos los años, con la llegada de la primavera, me lamento de no haberme cuidado en invierno y de tener que volver a pasar por el trago de ponerme el bikini e ir a la playa.

Este año, a principios de junio, con un valor y un convencimiento nunca antes conocidos en mí, me decidí a ir a una nutricionista y ponerme seriamente a dieta.

No voy a decir que haya sido fácil, es más, os digo que he abandonado antes de tiempo...




Yo soy una persona muy golosa, me encantan los dulces, me encanta hacer bizcochos caseros y zamparmelos. A veces me pasa que hago una tarta por la mañana, me la voy comiendo poco a poco, como si así se comiera menos, y por la noche, cuando veo que ya falta más de la mitad, le pregunto a mi marido si le ha gustado y es cuando me dice que todavía no la ha probado... ¿Cómo? ¿En serio? ¿Que me he comido yo todo eso? Pues sí, eso me pasa... 

Y pensé que era hora de cambiar de hábitos, soy una yonki de los dulces y me tenía que desenganchar.

No he pasado hambre, pero sí mucha envidia. El segundo día de dieta ya me parecía que llevaba dos meses, y la primera semana se me hizo eterna. Para darme ánimos y no caer en las tentaciones no hacía más que pensar en cuando dejé de fumar. Así como entonces me repetía a mí misma muchas veces (y hoy en día todavía a veces) "soy una persona NO FUMADORA", ahora me digo a mí misma "soy una persona LIBERADA DE LOS DULCES".




Ha sido dificil resistirme no solo a los dulces, sino también a las cervecitas (no podía tomar ni la sin alcohol), a la comida hipercalórica (patatas fritas, rebozados, hamburguesas, salsas...) y LO MÁS DIFICIL: a no comerme los restos de comida que mi querido hijo deja. Tener que tirar un cremoso yogur griego, un petit suise, un buen queso curado, una pechuga de pollo empanada, unas croquetas, la mitad de un Magnum... Todo eso ha sido una pesadilla, una tortura A parte de un gran desperdicio, pero como se suele decir en estos casos ¡MEJOR A LA BASUNA QUE A LA CINTURA!

Han sido cuatro semanas y cuatro kilos, que no está mal. Mi objetivo eran cinco kilos, pero me planto. Ahora me queda un trabajo más dificil si cabe, MANTENERME. Dicen que después de 21 días las costumbres se convierten en hábitos. Ya veremos, por lo pronto yo me muero por comerme una pizza y un buen helado.




2 comentarios:

  1. Yo también soy una yonqui del azúcar, una ex fumadora y necesito perder cinco quilos. Consejos? No has llegado a los 21 días?

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    1. No empieces a dieta hasta que no estés realmente motivada y convencida, igual que para dejar de fumar, aunque si lo hiciste por el embarazo, como yo, no habrá mejor motivación que esa. He estado más de 21 días pero las tentaciones siempre estarán ahí... al fin y al cabo soy una ex-adicta... Es un sacrificio, pero tiene su reconpensa!

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